Nunca llegaré a entender bien el plan de estudios de este grado universitario. El segundo año menos lo asimilo, si cabe. Con asignaturas del palo de Economía, Historia de España, Hojas de cálculo y, entre todas, esta. En su momento, hace un año, tampoco entendía que estuviera aprendiendo la radio. Y, en este caso como en el del año anterior, a pesar de que escape de mis conocimientos, me ha acabado gustando todo lo que he acabado dando. La gran diferencia está en que los conocimientos que se me escapan de cara a lo que resta de curso no solo son de carácter lógico. Esta vez se encuentra también una ligera carga de falta de conocimientos.
El transcurso de la asignatura se ha hecho cuesta arriba y, aplicando los conocimientos de economía, con una elasticidad bastante reducida. A medida en que las semanas pasaban, la asignatura se ha ido haciendo más y más complicada exponencialmente. Esto se ha hecho notar, sobre todo, hacia el final de las mismas, en donde encontrar un mínimo de tiempo para hacer los trabajos para la clase se ha podido considerar prácticamente un privilegio. Eso sí, mas allá de la dificultad que nos supone, es superable.
El inicio del cuatrimestre fue, cuanto menos, interesante. La primera clase con la que nos encontramos es esta y fue una toma de contacto peculiar. No voy a negar que, con las presunciones que había sobre nosotros, pensara por momentos que me había equivocado de clase. Cierto es que, en ese aspecto, rápidamente se nos mostrara de una manera más audiovisual todo. El trayecto hasta la siguiente semana fue eterno para muchas y muchos de nosotros, pero no podemos achacar esto a la asignatura.
La calma predominaba en mi actitud frente a la atención que le tenía a las clases. Todo lo que se mencionaba me resultaba familiar, salvo los autores y los nombres. Lo que no me quedaba del todo claro, en la clase práctica se resolvía de manera satisfactoria a mi parecer. Esto era extensible al resto de las asignaturas, pero no se devolvió en estas tan repentinamente a la realidad cruda del mal estudiante. El examen parcial fue todo un punto y aparte en mi interpretación de lo que debía de hacer para superar con éxito los tres meses que quedaban. Un 0,7 doloroso que, en un principio, me echó hacia atrás, pero que logré afrontar tratando de tomar más atención a las clases.
En cuanto a las prácticas, he de decir que el ritmo era muy parejo al de las magistrales. A la hora de hacer el grupo, los que lo conformábamos no dudamos ni un segundo en juntarnos de nuevo para trabajar. Martina Levia fue una nueva y agradable incorporación a nuestras filas habituales. Durante las dos primeras semanas, todo nos lo tomamos (o al menos por mi parte, yo me lo tome) con bastante calma en general, sin darle la importancia que, como supimos al final, merecía esta asignatura.
Como todo lo que se toma con excesiva calma, tendimos al caos. Tal y como se suele decir, “nos pilló el toro” con la tarea del Medio-Agenda Setting. Fue el momento en el que nos dimos (o al menos me di) cuenta de que no debíamos estar tan relajados. Este desprevenido se ve reflejado en la calidad de dicho trabajo, la cual no era de orgullo.
A pesar del bache, continuamos con todo y con todas las ganas. No pasó demasiado tiempo para encontrarnos con otro: la dificultad de encontrar fuentes válidas (cosa que, aunque en el periodismo digital no esté demasiado de moda, hay que dar ejemplo). Así fue que, a pesar de que estuviéramos contentos con el trabajo hecho, no fuera del todo un buen trabajo. Para la semana siguiente nos esmeramos en la búsqueda de fuentes factibles y con una validez importante. Tuvimos la fortuna de no tener que cambiar en exceso la redacción más que por un par de detalles de estilo.
La verdadera complicación llegó de la mano de lo que todo el mundo estaba deseando: la irrupción de lo audiovisual en el terreno periodístico. Esto, sumado a que en el resto de las asignaturas se nos empezase a cargar con trabajos resultó en que no llegáramos adecuadamente para la fecha en que se suponía que había que tener el reportaje ya hecho. Y es que todo en el mundo audiovisual requiere de tiempo y esmero para que salga adecuadamente. Nosotras, precisamente de una de estas dos cosas nos hacía bastante falta.
Tras una buena organización logramos sacar adelante todo lo que debíamos hacer y un poco más, aportándole a nuestro diario digital “El Malensañado” un par más de noticias y un reportaje bastante enriquecedor por escrito. Esta es una de las más grandes lecciones que me he podido llevar de la asignatura: el tiempo es oro y si lo malgastas, búscalo para que no lo parezca. Siempre habrá (salvo casos extremos) un momento para cada cosa.
Una segunda lección que me he logrado llevar de las clases, más concretamente de las prácticas, ha sido que hay que tener una buena capacidad de adaptación. En la vida se deberán hacer muchas cosas de las cuales la mitad serán las que te gusten. Hay que lograr coger esas que no te entusiasman y tornarlas a tu favor. De esta manera, te puede salir un periódico que a uno le hubiera gustado leer, o un reportaje que te hace descubrir una faceta única de un barrio, como pudiera ser el de las Jam Sessions en mi caso.
Una cosa queda clara. Es posible que jamás llegue a entender el motivo de una asignatura como esta en una carrera como la de Comunicación Audiovisual más allá que el de satisfacer a aquellas y aquellos a los que no les ha dado la nota para el doble grado junto con periodismo. Ese y otro motivo más: dar a conocer una rama de la comunicación que, como pudiera ser radio el año pasado, me haya logrado entusiasmar y haya querido dedicarle un tiempo más allá de lo estrictamente académico, por puro enriquecimiento personal.