Este cuatrimestre creo que ha servido como punto de partida para muchos en el área periodística. Esta inmersión ha supuesto explorar una rama nueva del audiovisual que me ha resultado muy atractiva. Es por esto, que los retos que se nos iban planteando semana a semana suponían una superación y una motivación para ver más formas de contar los hechos.
En mi opinión, las clases magistrales nos han ayudado a entender los medios desde un punto de vista comunicativo, por qué se cuentan las cosas de determinada manera y como funciona por dentro la información que consumimos. Algo que cobra importancia en un mundo hiper-comunicado con es el que vivimos. El estudio de por ejemplo las fuentes o los criterios de noticiabilidad son herramientas especialmente útiles para el funcionamiento de nuestra sociedad y, aún más como futuros comunicadores debemos aprender estas habilidades para dominarlas y detectarlas cuando veamos. Así pues, esta asignatura ha conseguido cambiar la forma de consumir los medios, creo que permite traspasar la barrera de mero receptor y comprender como crear ese contenido.
Este punto teórico, nos capacita como comunicadores audiovisuales y ciudadanos para relacionarnos con nuestro entorno, pero también creo que es importante no sólo mantenernos en este plano reflexivo y acercarnos a la creación de la información, así como la “construcción” de un medio para entender el periodismo.
Es por eso que la parte práctica creo que nos sirve para nosotros mismos ejemplificar lo que hemos aprendido. “Patear la calle” nos ayuda a ver la cara más realista de la producción de contenido periodístico y sus incovenientes. Un ejemplo de esto nos ha supuesto enfrentarnos a la entrevista o el reportaje, lo complicado de encontrar un tema suficientemente interesante, con unas fuentes accesibles y veraces. Es decir, conseguir un contenido de “calidad” respecto a los criterios que habíamos asimilado en la magistral resultaba complicado y, sobretodo, una vez definida la idea materializado. Ha sido más complicado de lo que pensaba contactar y lograr que los entrevistados nos dieran respuesta y, sobretodo, una respuesta suficientemente sustanciosa para que pudiéramos crear entrevistas y reportajes.
Por otro lado, la redacción de noticias fue más complicada al principio. Un género tan enconsertado concretaba mucho cómo debíamos redactar o sobre qué tipos de hechos arrojábamos luz. Esto suponía un dificultad grande, porque al no tener margen de maniobra, debíamos ceñirnos a una forma de contar muy especifica. No obstante esto suponía un punto a favor una vez asimilado esto. Era mucho más rápido que decidir el tono o el estilo de algo más creativo como los otros proyectos.
Asimismo, todo este cuatrimestre me ha servido para analizar el trabajo que es necesario para conocer la información tan abundante hoy en día. Es por esto, que me resulta impactante la gran cantidad de “fake news” o información que se trata como periodismo que realmente no lo es. Todo el proceso interno, las implicaciones de lo que como emisores creamos y como receptores consumimos día a día son sumamente amplias. Cada noticia que escuchamos, leemos o vemos en twitter ha seguido un proceso interno para ser seleccionada y se nos presenta con una intencionalidad o al menos con un enfoque que lleva implícito muchas cosas. Una propia visión del mundo, de la ética del medio o incluso de compartir un mensaje a la población.
Esto, me ha llevado a plantearme la complejidad de cada medio. Es habitual leer o escuchar que los medios nos manipulan pero es profundamente complejo crear contenido persiguiendo la objetividad. Todos sabemos que ser neutrales es imposible pero me pregunto si como periodistas o comunicadores audiovisuales debemos aspirar a ello. Si bien conocemos como funciona la información, y sabemos que significar situar una noticia encima de otra o qué significa formular como lo haceos un titular ¿no es una pérdida de tiempo aspirar a la imparcialidad?
Esta cuestión la abordamos en las clases teóricas de pasada pero creo que tiene mucho que ver con qué tipo de profesionales queremos ser. En mi opinión debemos intentar se neutros pero ser conscientes de que siempre teñiremos de nuestra individual forma de entender el mundo aquello que creemos, lo que implica un sesgo ético y moral. Por tanto, concluimos que el que comunica, el que transmite la información, aquellos datos que relucen, especialmente si es a una sociedad tiene la responsabilidad de asumir desde qué posición expone el mundo y, obviamente hacerlo acorde a unos principios morales y ético pero nunca cayendo en el sensacionalismo. El periodista no sólo se dedica a retransmitir los hechos, escribe o suscribe lo que ocurre, “crea” lo que se conocerá frente a una acontecimiento. Esto es fundamental para ser unos buenos profesionales.
Debemos contar nuestra verdad siendo lo más realistas posibles. Con un irremediable telón de subjetividad, acorde a lo que entendemos como la verdad, también tenemos que contar sin alicientes los hechos tal y como son (o nosotros vemos que son). Siempre apoyándonos en lo que es irrefutable, en hechos objetivos, que es lo que se persigue la noticia periodística.
En definitiva, esta asignatura creo que es fundamental para reflexionar en torno a la figura del creador y sus responsabilidades a la vez que nos enfrentamos de forma práctica y concreta a los obstáculos que implica la profesión de forma diaria. Entender que es muy diferente abordar un reportaje a una noticia o una entrevista, y saber situarnos en todos los roles e implicaciones que se nos plantea en un punto u otro dentro de la comunicación periodística.
También cabe mencionar, respecto al trabajo el grupo, lo necesaria que es la comunicación entre los miembros del equipo, la importancia de la previsión y coordinación durante todos los procesos: grabación, redacción, edición… que en ocasiones dificulta el trabajos pero por otro lado es necesaria y muy útil para apoyarse y conseguir proyectos más complejos.
Selma Escalona Saz